¡Buen lunes bloggeros! Se aproximan las Navidades, así que aquí tenéis un típico dulce inglés, aunque no tiene la forma de hombrecillo que todos conocéis, sigue teniendo toda su dulzura. El gingerbreadman. La receta original es de un alumno mio, Markel (bueno, de sus padres), que el año pasado, por estas fechas, trajo unas galletas para compartir con sus compañeros, con la forma del hombrecillo de pan de jengibre, que es un cuento que les leo mucho por estas fechas, y como me gustaron tanto, le pedí al niño la receta, y después de darles guerra a sus padres, me la trajo. Aunque con algunas variaciones, este es el resultado.
INGREDIENTES: (para las galletas)
- 50 ml de agua
- 50 ml de miel
- 160g de azúcar moreno
- 100 g de mantequilla
- 1/2 cucharada pequeña de canela molida
- 1 cucharada pequeña de jengibre en polvo
- 1/2 cucharada pequeña de clavo molido
- 2-3 cucharada pequeña de cardamomo (yo no eché nada, porque no encontré por ninguna parte, y aunque se nota un poco el sabor, sin el cardamomo también están ricas)
- 1 cucharada pequeña de bicarbonato
- 400 g de harina
Ingredientes para el glaseado:
- 250 g de azúcar glas
- 1 clara de huevo
- 1 cucharada de zumo de limón
- colorante líquido (lo venden en cualquier super)
ELABORACIÓN:
Poner en un cazo al fuego (medio 6 de 9), el zaúcar moreno, la miel y el agua. Cuando hierva, y quede como almíbar, apartar del fuego.
Por otra parte, juntar en un bol la canela, el jengibre y el clavo molido (yo no encontré clavo molido, así que lo compré entero, lo eché en un mortero, y lo molí hasta que quedó un polvo fino)
A estos ingredientes, le añadimos el almíbar que hemos hecho con la miel y el azúcar, y echaremos la mantequilla para que se vaya derritiendo con el calor.
Cuando la mantequilla se haya derretido, echaremos la harina tamizada por encima.
Vamos juntando la harina poco a poco, y al final, utilizando las manos, porque cada vez se va haciendo más dura y cuesta más amasarla con la cuchara o las varillas. Yo al principio, utilicé la cuchara, luego las varillas para que se incorporase mejor la harina, y al final, con las manos.
Cuando ya tenemos toda la harina incorporada, hacemos con ella una bola y espolvoreamos harina en un film de plástico con el que luego envolveremos la masa para meterla a la nevera.
En la nevera la podemos dejar desde 3 horas hasta varios días. Yo la hice de un día para otro.
Al día siguiente, cuando la saqué de la nevera estaba un poco dura, así que tuve que darle duro al rodillo. Pero enseguida se ablandó y estaba más manejable.
La misma harina sobrante del papel transparente, extenderla en la encimera (limpia, por supuesto), y aplanar la masa con un rodillo, hasta que quede más o menos de 2 milímetros
Con unos moldes cortapastas, sacamos las galletas, y las vamos poniendo en la bandeja del horno, sobre papel de hornear. Yo tenía de varias formas, corazones, redondeles, mariposas... Vosotros podéis echarle imaginación, incluso si sois muy manitas, hacer las figuras con un cuchillo y mucho cuidado de no rallar la encimera. Da igual el espacio que quede entre galleta y galleta, porque con la masa sobrante, se vuelve a amasar y juntar, volver a extender y así hasta que se acabe. Mientras vamos cortando las galletas, precalentamos el horno a 180º (calor por arriba y por abajo, sin ventilador)
De esta masa, yo he sacado para 3 hornadas. No he hecho las galletas muy grandes, para saborearlas mejor.
Meterlas al horno durante 8 - 10 minutos, si las tenéis más, se os van quedando duras. Aunque parezca que no están hechas, cuando se enfrían, van endureciendo.
Este es el aspecto que tienen, sin decorar:
Os las podéis comer perfectamente, de hecho hay gente a la que le han gustado más sin decorar, porque el glaseado al ser azúcar, las deja muy dulces. A mi, personalmente, me parece que están más ricas decoradas, pero lleva mucho trabajo de manga pastelera, así que como siempre digo, a gusto del consumidor.
Pero si os apetece que tengan el aspecto de arriba, no os queda más remedio que hacer este glaseado.
Mezclamos en un bol el azúcar glas tamizado, la clara de huevo (separandola de la yema con cuidado de que no se rompa), y la cucharada de zumo de limón.
Batimos con la batidora con varillas, primero poco a poco para que no nos inunde toda la cocina el azúcar glas (no preguntéis cómo lo sé) y luego, a máxima velocidad durante unos 3 minutos, hasta que quede una consistencia como de merengue líquido, os pongo la foto:
Dividir todo el glaseado en 3 cuencos, para poder mezclar con los colorantes. Los colorantes son los colores básicos (rojo, azul y amarillo)
Yo como era novedad, he hecho sólo tres colores, pero luego podéis mezclar los colorantes y crear otros colores echando más de uno y de otro. Yo eché sólo un par de gotas de cada uno.
Y el amarillo lo mezclé con azul para que me quedase verde.
Poner en una manga pastelera con la boquilla más pequeña que tengáis para poder perfilar bien los bordes, y manos a la obra. Con la manga en horizontal, que esté bien prieta, y empezáis a perfilar primero, y a rellenar después.
Como se va endureciendo, aunque se os noten un poco las rayas, cuando se va secando, se va quedando uniforme, no os preocupéis. Y luego podéis ir añadiendo detalles, puntitos de otros colores, rayas...lo que queráis. ¡Echadle imaginación!
Yo creo que como hice muchas mariposas, mis galletitas volaron!!!
Espero que os animéis a hacerlas, yo era las primeras que hacía y el resultado a la vista está. On egin!
No hay comentarios:
Publicar un comentario